Una carta de amor al Tarot

Las cosas realmente llegan en los momentos en que más las necesitas. Encontré el Tarot en el librero de mi hermana, lo había comprado mi mamá hace años.  Abrí la caja, vi las cartas y leí el librito que venía con el Tarot. No me acuerdo de lo que leí, pero recuerdo lo que sentí. Sentí como si me hubiera caído un rayo, una gran revelación. Me cayó un gran veinte, como diríamos acá en México. Y me hizo sentir muchísimo alivio. Sentí paz, esperanza y curiosidad, algo que hace mucho no sentía y que no había encontrado en otros lugares donde había buscado.

El poder de los símbolos 

Adentrarme en el mundo de los símbolos me ha hecho ver la vida de una forma muy distinta: más mágica, más divertida y más creativa. Es como volver a ser una niña y comunicarme con el universo. El asombro se volvió una constante. Me permití sorprenderme. Entendí que la magia verdaderamente se encuentra en lo cotidiano, en lo más simple, en lo mundano.

El Tarot enseña que todo es energía. Todo está interconectado. La separación es una ilusión y la misión de nuestra consciencia es romper con esa ilusión. Estamos conectados por un inconsciente colectivo; ahí se encuentran los símbolos, los sueños de la humanidad y toda su sabiduría. Somos canales de una Gran Mente inteligente y estamos al servicio de esta.

El aprendizaje espiritual

Todo se volvió más profundo. Nunca resonaron más las palabras de Bukowski: yo tampoco vivo en un mundo ordinario y tampoco tengo tiempo para cosas sin alma. Emprendí el camino del Loco y no hay vuelta atrás.

Despertó en mí mi fuerza creadora. Me di cuenta de que no me abría a recibir. Comprendí que a veces tenía que practicar la aceptación y renunciar a luchar porque la vida sabe qué es lo mejor para ti. Y cuando sueltas, ahí es cuando sucede la magia.

Estoy aprendiendo a salir del pensamiento lógico y del tiempo lineal, a un tiempo místico, a contar mi historia desde una narrativa mitológica.

El Tarot como maestrx 

El Tarot es un maestro para salir del ego. Cuando hago una lectura, no soy yo la que está dando el mensaje. Es una energía más grande que se canaliza a través de las cartas, es el alma del consultante quien se está manifestando, con quien se está dialogando. Las cartas son el intermediario y yo soy un instrumento.

El Tarot me enseñó a amar el mundo invisible.  

A escuchar mi intuición.  

A seguir mi corazón por encima de todo.  

Me conectó de nuevo con Dios y con mi espíritu.

Con esto que escribo no pretendo decir que mi camino es perfecto. A la espiritualidad de hoy en día le encanta el pensamiento positivo y creer en un mundo solo de luz. No. No hay que aspirar a la perfección. Sigo siendo impaciente, soy bastante insegura de mí misma (hola, síndrome del impostor), mi mente puede ser una prisión, necesito muchas herramientas para aprender a escuchar las voces que aparecen en mi cabeza, distinguir de dónde vienen o quiénes son y evitar creer en las que me limitan.

Pero sin duda, el Tarot es mi gran aliadx y compañerx, es mi guía. Al final, lo más importante que he aprendido con las cartas es conocerme y dialogar humildemente con la divinidad.

A ti, queride lector, gracias por leerme. Espero que esto te invite a reflexionar sobre tu propio camino de autoconocimiento y espiritualidad. 

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Que todos los seres seamos libres  :) 

Con amor 

Morfika